Luego de los conflictos entre la Unión Europea y AstraZeneca, lograron un acercamiento en el cual la farmacéutica se comprometió a entregar 9 millones de dosis adicionales de vacunas contra la covid-19 para el primer trimestre del año y comenzará la distribución una semana antes de lo esperado.
Lo anterior lo anunció la presidente de la Comisión de la UE, Ursula von der Leyen, durante una jornada en la que existieron algunas protestas contra las restricciones establecidas en varios países.
Es una buena noticia para Europa que lucha con variantes del virus que incluso ponen en riesgo la eficacia de las vacunas actuales.
La alerta por las variantes del virus se discutió en una reunión por videoconferencia entre el presidente de la Comisión de la UE y los directores generales de las empresas farmacéuticas con quiénes firmaron los contratos.
Además discutieron sobre los requisitos para el desarrollo, producción y la aprobación de la normativa para las vacunas que cubran también las nuevas variantes del SARS-CoV-2.
La nueva oferta de AstraZeneca sigue por debajo de las expectativas pero es un avance en comparación con el recorte del 60% anunciado la semana pasada debido a problemas de producción.
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Manifestaciones contra las restricciones sanitarias en la UE
Pese a los riesgos asociados a la agresividad de las nuevas variantes de la covid-19, cientos de personas se reunieron en la estación central y en la Gare du Nord en Bruselas, Bélgica.
Ahí los esperaban una gran cantidad de policías antidisturbios que despejaron las plazas y detuvieron a 488 personas, entre ellos estaban ultras de fútbol que llegaron a la ciudad a hacer daño con cuchillos y bengalas.
Bélgica impuso toque de queda nocturno durante semanas, para reducir la propagación de contagios por coronavirus.
En tanto, en Holanda realizaron movilizaciones en varias ciudades, incluida la central Museumplein en Ámsterdam. La policía envió a unas 600 personas a sus casa y arrestó a 30.
En Viena, 5 mil personas desafiaron la prohibición para manifestarse y se reunieron en una plaza en el centro, cerca de las oficinas del canciller, Sebastian Kurz, y el presidente, Alexander Van der Bellen.
La policía impidió que la marcha, a la que acudieron también neonazis, avanzara por las avenidas del Ring y detuvo a varias personas.
También en Budapest, personas se manifestaron debido a la intolerancia al prolongado encierro, en ella participaron propietarios y trabajadores de restaurantes, quienes anunciaron que reabrirán sus negocios a pesar de que el gobierno amenazó con fuertes multas.