En el minuto 67, los Pumas orquestaron una jugada colectiva magistral bajo la dirección de su entrenador, Antonio Mohamed.
Un acertado pase de Eduardo ‘Toto’ Salvio dejó a Gabriel Fernández frente al arco, a pocos metros de distancia, solito y su alma, solo para rematar a placer y meterse caminando si quería a la portería con todo y balón. Con un rápido disparo de pierna derecha, el balón se elevó por encima del arco, dejando escapar la oportunidad de marcar el gol de la victoria para su equipo, lo que inició con los gritos en contra del Toro y pidiendo que Juan Dinenno ingresara al terreno de juego.
La reacción de la afición universitaria no se hizo esperar. Gritos de incredulidad y gestos de frustración llenaron el aire del estadio, evidenciando la magnitud del fallo y la importancia que habría tenido ese gol en el resultado final.