En su colaboración “Bala de terciopelo”, la comunicóloga Ana María Olabuenaga, comenta que es una señal que los animales muestran su musculatura para intimidar al enemigo.
Así los humanos, así los partidos, así los gobiernos. Así el nuestro y su concentración en el Zócalo del sábado pasado, que pudo haber sido para conmemorar la Expropiación Petrolera o la coronación de Calígula (la cual también sucedió un 18 de marzo), pero en realidad fue para no quedarse atrás en el tamaño de la concentración de la oposición del 27 de febrero o de la marcha de las mujeres del 8-M.