Yevgeny Prigozhin, el líder mercenario que encabezó una breve rebelión armada contra el ejército ruso hace unos meses, viajaba en el avión que se estrelló el miércoles en Moscú y sus 10 ocupantes murieron, informó la agencia de aviación civil del país.
De inmediato las sospechas empezaron a circular en todo el mundo, ya que Prigozhin estuvo en la mira desde que organizó el motín contra el Kremlin.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, había señalado que la rebelión era una “traición” y una “puñalada por la espalda”, por lo que en ese momento prometió venganza.
Sin embargo, los cargos contra el líder mercenario fueron retirados y el gobierno ruso aceptó que se retirara a Bielorrusia.
La aeronave, con tres tripulantes y siete pasajeros, se dirigía de Moscú a San Petersburgo.
Entre los ocupantes también estaba la mano derecha de Prigozhin, Dimitri Utkin y Valeri Chekalov, así como otros miembros de la plana mayor de la organización paramilitar.
Por otra parte, Putin destacó la «contribución» en la ofensiva en Ucrania del jefe de la milicia Wagner, pese a sus «errores».
El mandatario prometió investigar «a fondo» el accidente.
Era «un hombre con un destino complicado, que cometió graves errores en su vida, pero que obtenía los resultados que se proponía», dijo presidente ruso al dar su pésame a los familiares de las víctimas del avionazo.
«Se trata de personas que hicieron aportes significativos a nuestro esfuerzo conjunto» en Ucrania, destacó Putin.