Con la fantasía del rock de los años 80 por bandera, el ánimo retrospectivo del último trabajo de Dua Lipa baña también el retorno a la música de Miley Cyrus, quien, tras un período de reconstrucción discográfica y personal, abraza el relato de otras mujeres fuertes de la música pese a las grietas. «Plastic Hearts» ya está aquí.
De la mano de sus grandes iconos (Stevie Nicks, Joan Jett y Debbie Harry… también Billy Idol), la estadounidense publica este viernes «Plastic Hearts» (Sony Music), su séptimo álbum de estudio, que quizás no añade mucho al mundo del pop, por su condición de tributo a una época pasada, ni alcanza el tono prometedor del primer sencillo, «Midnight Sky», pero que se bebe sin esfuerzo y devuelve a la artista como una locomotora.

Miley Cyrus, con 28 años recién cumplidos, está de vuelta por fin desde el lanzamiento del bombazo,Younger Now” (2017). Eso sí, “Plastic Hearts” no es un disco de rock. Es un álbum de pop con la vibración del rock y algunos de sus ropajes más fantasiosos: la velocidad, los riffs eléctricos y voladores, coloridos sintetizadores, el inconfundible timbre rasgado de su intérprete que todo lo llena y personaliza.